"En el año 2009 comencé a experimentar dolores intensos en mi columna, específicamente en las vértebras lumbares L4 y L5, y en las cervicales C4 y C5. Fue una etapa de mucho sufrimiento físico y emocional. El dolor era tan fuerte que durante algunos periodos estuve incapacitada por semanas enteras, sin poder permanecer en una misma posición por más de quince minutos. Vivía con limitaciones constantes, y cada movimiento era un reto. Los médicos me ofrecieron dos alternativas: cirugía de columna o inyecciones epidurales de esteroides, las cuales me aplicaban aproximadamente cada seis meses, dependiendo de cuánto dolor mi cuerpo pudiera resistir. La cirugía parecía inminente. Pero en 2014, tuve la bendición de comenzar terapias con Myriam Grajales. Fue un punto de inflexión en mi vida. A través de su guía, comencé a explorar el origen emocional de mi dolor, algo que hasta entonces me parecía imposible, considerando que las radiografías mostraban un daño irreversible en mi columna. Las terapias con Myriam me ayudaron a descubrir y liberar emociones profundas, muchas de ellas escondidas por mi inconsciente para protegerme. Con cada sesión, sentía cómo una carga se aligeraba y cómo mi cuerpo comenzaba a sanar. El resultado fue sorprendente: no solo cancelé la cirugía, sino que, como por arte de magia y para la gloria de Dios, nunca más volví a sentir dolor en mi columna. Hoy, 5 de junio de 2025, sigo completamente libre de ese dolor. Ya nadie más necesita cederme su silla en primera clase, porque mi cuerpo se siente fuerte, y mi espíritu también. Aprendí que cuando recordamos lo que nuestro inconsciente esconde, nos liberamos. Vemos todo con más claridad. Nos damos la oportunidad de perdonar, especialmente a nosotros mismos, por las duras. acusaciones que muchas veces nos hacemos sin darnos cuenta. Esta experiencia con Myriam es solo una de muchas otras en las que me ha ayudado a sanar. La comparto porque tengo pruebas médicas que respaldan el cambio, pero hay muchas transformaciones internas más, sutiles pero poderosas, que han marcado un antes y un después en mi vida. A Myriam, mi respeto profundo y mi más sincero agradecimiento por su amor, su tiempo y su conocimiento. Que Dios le siga permitiendo ser instrumento de sanación para muchas vidas más, como lo ha sido para la mía."